jueves, 3 de enero de 2013

Las Ballenas



Mejor conocidas como “las de don Pablito” por  el nombre de su propietario, estas tortas son las auténticas reinas de la noche potosina. Olvídense de los tacos con mucha cebolla para burlar al tránsito, de las salsas infernales para bajar la fiesta, de lo que caiga para apaciguar el hambre. Las Ballenas son las jefas.
En una lejana noche de hace varios años mi amigo el Mostro -con quien he surcado los confines de la garnacha en este lado del mundo- nos llevó a este pequeño puesto de la Avenida Pedro Moreno y desde entonces he regresado con mucha frecuencia, a veces menor a la que mi apetito deseara. Poco a poco Pablito ha ido aumentando el menú, antes limitado a tortas de receta clásica y quesadillas para dar un encuadre mayor para las protagonistas Ballenas, una torta que mezcla huevo, chorizo y jamón amalgamados con una generosa porción de queso asadero sobre un bolillo suavizado con mantequilla, aderezado con mostaza y mayonesa para ser terminado con lechuga, jitomate y aguacate que nuestro anfitrión coloca con una maestría hipnótica –de verdad es algo digno de verse- para cerrar el círculo con la salsa caliente de la casa. Un manjar de tantas calorías como placeres produce.
El resto de la carta sin embargo es igual de apetitoso, están las de especiales con las Picudas, de huevo, queso amarillo, asadero y chile serrano; la Regia, de machaca y la Potosina, de carne deshebrada, chile poblano y queso por un lado, flanqueadas por las clásicas de jamón con queso, milanesa y choriqueso.
Las quesadillas también han ampliado sus posibilidades con la Mariposa, tortilla de harina doradita rellena de huevo, jamón y queso amarillo. Con ningún plato del breve menú hay pierde; vaya, creo que hasta el agua para Nescafé les queda buena.
Don Pablito forma dúo dinámico con su esposa, una amable dama dispuesta a hacer plática con quien llegue y cuyo nombre es injustamente ignorado por la clientela, que se limita a llamarla “señora”. Yo si sé cómo se llama, pero les dejo de tarea que se lo pregunten cuando vayan, le va a dar gusto. Si no hay mucha gente en espera pueden conseguir una amable charla de ambos, antes de que Pablito haga alguna de sus clásicas desapariciones más rápidas que Flash para traer la materia prima que se vaya agotando.
Luego de las reparaciones de la avenida Pedro Moreno don Pablo se reubicó en la misma rúa, esquina con Juan de Jarro, justo afuera del Oxxo, lugar un tanto más accesible que su ubicación original donde a veces había que torear a los carros que pasaban. Los precios son el complemento genial del lugar, no se los voy a decir pero la gráfica es de octubre de 2012 y se incrementa mucho más lento que la inflación, los gasolinazos y todas esas cosas que intentan destrozarnos mientras Las Ballenas nos regocijan el alma.