Mejor
conocidas como “las de don Pablito” por
el nombre de su propietario, estas tortas son las auténticas reinas de
la noche potosina. Olvídense de los tacos con mucha cebolla para burlar al
tránsito, de las salsas infernales para bajar la fiesta, de lo que caiga para apaciguar el hambre.
Las Ballenas son las jefas.
En
una lejana noche de hace varios años mi amigo el Mostro -con quien he surcado
los confines de la garnacha en este lado del mundo- nos llevó a este pequeño
puesto de la Avenida Pedro Moreno y desde entonces he regresado con mucha
frecuencia, a veces menor a la que mi apetito deseara. Poco a poco Pablito ha
ido aumentando el menú, antes limitado a tortas de receta clásica y quesadillas
para dar un encuadre mayor para las protagonistas Ballenas, una torta que
mezcla huevo, chorizo y jamón amalgamados con una generosa porción de queso
asadero sobre un bolillo suavizado con mantequilla, aderezado con mostaza y
mayonesa para ser terminado con lechuga, jitomate y aguacate que nuestro anfitrión
coloca con una maestría hipnótica –de verdad es algo digno de verse- para
cerrar el círculo con la salsa caliente de la casa. Un manjar de tantas
calorías como placeres produce.
El
resto de la carta sin embargo es igual de apetitoso, están las de especiales
con las Picudas, de huevo, queso amarillo, asadero y chile serrano; la Regia,
de machaca y la Potosina, de carne deshebrada, chile poblano y queso por un
lado, flanqueadas por las clásicas de jamón con queso, milanesa y choriqueso.
Las
quesadillas también han ampliado sus posibilidades con la Mariposa, tortilla de
harina doradita rellena de huevo, jamón y queso amarillo. Con ningún plato del
breve menú hay pierde; vaya, creo que hasta el agua para Nescafé les queda
buena.
Don
Pablito forma dúo dinámico con su esposa, una amable dama dispuesta a hacer
plática con quien llegue y cuyo nombre es injustamente ignorado por la
clientela, que se limita a llamarla “señora”. Yo si sé cómo se llama, pero les
dejo de tarea que se lo pregunten cuando vayan, le va a dar gusto. Si no hay
mucha gente en espera pueden conseguir una amable charla de ambos, antes de que
Pablito haga alguna de sus clásicas desapariciones más rápidas que Flash para
traer la materia prima que se vaya agotando.
Luego
de las reparaciones de la avenida Pedro Moreno don Pablo se reubicó en la misma
rúa, esquina con Juan de Jarro, justo afuera del Oxxo, lugar un tanto más
accesible que su ubicación original donde a veces había que torear a los carros
que pasaban. Los precios son el complemento genial del lugar, no se los voy a
decir pero la gráfica es de octubre de 2012 y se incrementa mucho más lento que
la inflación, los gasolinazos y todas esas cosas que intentan destrozarnos
mientras Las Ballenas nos regocijan el alma.